carta a cami

 A Cami del pasado, del presente o del futuro,

o realmente a todas ellas porque siempre fue muy indecisa.


A Camila, que jamás supo cómo empezar mensajes, poemas o declaraciones de amor,

pero que estando a la mitad siempre se pregunta si tiene que llegar al final

o puede


               escribir para siempre.



A Camila, que tiene mucho miedo

de que el amor no exista y de que ese frío desesperante

cuando estás enamorado

no perdure en todas las vidas.



A la chica que cuando falleció su bisabuela se preguntó 

cómo iba a poder superar la muerte de todos sus seres queridos

aunque estén a mil años luz.



Camila del pasado siempre lloró demasiado, 

se agarraba de las manos y se preguntaba

¿por qué tenemos que sentir tanto?


Camila del pasado buscaba palabras complejas 

para tratar de acaparar los sentimientos más rebuscados.

Hoy ella suelta letras, 

simples y concisas,

y le duele más el corazón.



Es que Camila del pasado y Camila del presente se parecen mucho,

las dos jamás supieron como decir las cosas sin que se les parta el corazón del miedo,

y ninguna sabe qué hacer con todo lo que siente.



A Cami, que no supo entender al amor

sino es desgarrándose el corazón hasta que 

se quede seco.



A Camila, que conoció el amor por su país un poco de grande.

Camina entre algunas calles 

y se le clavan los talones en las baldosas de Argentina.

Lloró cada vez que volvió de una marcha de mujeres,

de la mano de las amigas

o sonriendo con la madre.



A Camila, que de lo que sí se dio cuenta de chica

es que siempre le iba a costar un poco más que a otros.

Que siempre iba a tener miedo

a eso de las tres, cuatro, o cinco de la mañana.

Aunque Buenos Aires sea hermosa, aunque camine de la mano.



A ella, que se ríe mucho cuando está con sus amigas,

pero un poco más le cuesta admitir que, 

en realidad,

prefiere que los demás se rían de sus chistes.


A Camila,

que le está costando mucho escribirse a sí misma 

porque la inseguridad de creerse más

siempre está viva.


A mí, que traté de explicarme varias veces

qué es el amor, 

me aseguré de ponerlo en donde no estaba 

y me castigué por dejarlo de sentir. 

A mí, 

que me enamoro muchas veces por día 

y dejo de sentir muchas otras. 

Que me cuesta tomar decisiones 

e igualmente me abrazo cuando lo hago.


A mí, que hay días en donde me cuesta,

mucho, muchísimo,

verme al espejo.

Semanas en las que no me soporto

y no me acaricio

ni cuando lloro.


A mí, a la de antes, 

a la de ahora 

o a la de mañana. 

A mí, que me conozco 

como para saber 

que siempre voy a tener la cabeza hecha un quilombo 

porque la tranquilidad en la mente 

no me queda bien. 


A mí, que me gusta el mar de lejos 

y la montaña de cerca.

Los abrazos largos 

y los besos en cantidad.

A mí, que me gusta llorar sola

y dormirme tratando

de quererme más.

Comentarios

  1. A vos Camila de ahora, de veinte o veintiún años, --estoy escribiendo en 2022--, te digo que sos una tremenda escritora. Qué todas esas preguntas me las sigo haciendo a los 77, casi 78, pero sin poder expresarlo como vos lo hacés

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